Corría el año 1847, cuando llega a Castro Urdiales la primera trainera, patroneada por un tal “Anduiza” y contra lo que en un principio se podría suponer, no tiene que ver directamente con la actividad pesquera, si no con la vigilancia y persecución de los contrabandista a lo largo de la costa de la Villa.
En julio del año 1861, con motivo de la estancia de la reina Isabel II en Santander, se disputa en Santander una regata de traineras, en la que tomaban parte los mejores remeros del litoral. Embarcaciones de distintos puertos vizcaínos se enfrentaron a dos traineras de Castro. Una patroneada por Ignacio Ruiz y la otra al mando de José Ahedo. Tras una lucha titánica, fue la trainera de José Ahedo la que hendía la meta en supremo esfuerzo de la victoria. Seguida a pocas brazas de la de Ruiz.
Gesta que quedaría inmortalizada por los versos de García Gutiérrez y la música de Barbieri en la “Jota del Regateo”.
Cabe destacar a finales del siglo XIX al patrón Ambrosio Bedialauneta, vencedor en multitud de regatas de las que se disputaban entre las traineras del cabildo castreño.
En la década de los años veinte, los castreños patroneados por Simón Barquín, compiten en las regatas de Santander con la trainera “Joven María”.
A partir de 1930 es cuando la trainera de Castro consigue unos tiempos meritorios como para llamarla “la invencible”, patroneada por Dionisio Iriberri “Pelucu”, Y no pasó a la historia de La Concha por la mala suerte del primer día de competición, pues en la segunda jornada marcó el mejor tiempo, y además estableció una marca que se tardó en batir. Como en todos los puertos, los remeros tienen que dejar las competiciones para ganarse el pan en otras actividades. Pero como los castreños llevamos en la sangre la afición al remo, en los años 40 sale la trainera al agua, siendo patrón Evaristo Aspirez, y Castro -como siempre- está entre los mejores.
En el año 1944, la embarcación de Castro gana el Campeonato de España en la modalidad de bateles.
En 1949, Castro, en aguas del Nervión, se proclama campeón de España en trainerillas.
En 1950, Castro forma una tripulación con remeros de Iberia y de Sestao, ganado el campeonato de España de traineras, título que no fue reconocido, por lo que este año quedó sin ganador. Las obligaciones del trabajo en la mar de los remeros castreños no les permiten competir en los campeonatos durante unos años; sin embargo, son algunos jóvenes marineros los que de vez en cuando compiten en las embarcaciones más pequeñas, que son los bateles, que al final tuvieron que colgar en los locales que tenía el Ayuntamiento debajo de las antiguas escuelas, hoy el mercado del pescado.